lunes, 24 de agosto de 2015

Camino del Savoy

Aquella noche, cuando me acercaba al Savoy, un tipo alto y enjuto, como el Quijote sin caballo se acercó a mi.

- ¿Tiene usted fuego, por favor?

Y sin mediar palabra me agarró del brazo y me enseñó su cartera en la que a duras penas pude vislumbrar una placa metálica. Yo diría que este tipo es policía, pensé, así que será mejor no oponer resistencia, no vaya a ser que me encuentre con lo que no me espero.

Nos metimos en un callejón donde nos dimos de bruces con otros dos tipos más. Efectivamente, el primero era policía, ya que a los otros dos los conocía de mis viejas andanzas por la jefatura.

- ¿En qué andas metido Vini? - me soltó el más gordo de los dos antes de decir buenas noches.

- Buenas noches Lou. Ya sabes que mis asuntos son confidenciales. En eso se basa el éxito de mi trabajo. Una investigación privada deja de serlo cuando lo conocen más de dos. Pero te prometo que cuando lo tenga todo atado tú serás de los primeros en saberlo y no será por la prensa.

Pareció que la respuesta no le convenció, pero precisamente esas actitudes son la que demuestran cuando un sabueso se encuentra tan resfriado como una perdiz en Navidades.

A partir de este momento no me preocupé. Lou no era un mal chico. Simplemente le robé varias novias de joven y siempre decía que un buen perdiguero perdía su olfato cuando metía las narices en un frasco de Channel nº 5. Lo afirmaba por despecho masculino, pero nos apreciábamos desde que siendo niños jugábamos a la pelota en el barrio y cuando él la colgaba en alguna terraza, yo tenía que ir a rescatarla poniendo mi mejor cara a la inquilina del piso.

¡Ay si en vez de ir yo hubiera ido él! Ahora sabría planchar sus arrugados pantalones y convencer a las mujeres de las bondades del ser humano. Aunque a ambos el futuro nos guardó más bien perseguir los desatinos. Aunque a cada uno con distinta suerte. A mi me fue mejor con las mujeres y él estuvo más atinado estudiando el acceso a la academia de policía.

Pero, "se la vie". Como le dije una vez: "Nunca hay que perder una oportunidad de buscar una pelota, porque en la vida puedes encontrar una maestra donde menos te lo esperes".

No hay comentarios:

Publicar un comentario